lunes, 12 de mayo de 2008


Un mar de poesía,

una ola gigante de palabras,

me cerca y me tortura.

Es aquella fuerza invisible de la sinrazón

ese acoso permanente de agua y recuerdo,

de viejos amores y de sentimientos innombrables

que cruza la vida como una marejada explotando.

Es el mar que me rehúye,

la historia silente de la sal que se esconde

en sucesivos muelles,

en playas sembradas de soledades

lo que deseo ahora,

mientras la gente circula presurosa

entre ardores y vaciedades.

No hay comentarios: