Un mar de poesía,
una ola gigante de palabras,
me cerca y me tortura.
Es aquella fuerza invisible de la sinrazón
ese acoso permanente de agua y recuerdo,
de viejos amores y de sentimientos innombrables
que cruza la vida como una marejada explotando.
Es el mar que me rehúye,
la historia silente de la sal que se esconde
en sucesivos muelles,
en playas sembradas de soledades
lo que deseo ahora,
mientras la gente circula presurosa
entre ardores y vaciedades.
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