martes, 13 de mayo de 2008

SEXUALIDAD HUMANA


Actualmente se produce una lucha entre la prevalencia de los valores morales y el derecho natural y las normas de la sociedad. Parecería que el hombre moderno, deslumbrado por los avances tecnológicos y las conquistas científicas, que sobrepasan peligrosamente sus valores éticos y el nivel de madurez de su consciencia, solo ansía el dominio irrestricto de la naturaleza y la eliminación, legítima o no, de todo lo que entorpezca su voluntad, además de la satisfacción fácil de sus deseos.

Sin embargo, en la actualidad, existen serias dudas sobre el valor liberador de la técnica y su eficacia para lograr la felicidad humana. La crisis del mundo contemporáneo es un quiebre íntimo y personal, debido a que el hombre ha perdido su centro y ya no obedece a una consciencia profunda, sino al yo profano, pequeño y superficial.

Privado, en consecuencia, de su verdad interior, aquella según la cual vive, el hombre enferma, entristece y se pervierte.-

La actividad sexual, sin duda es importante, y, más aún, necesaria para la plena realización personal de la mayoría de los hombres. Pero no se puede caer en el "mito del coito", una absorvente y obsesionada búsqueda moderna de lo sexual como condición primaria de la felicidad humana.-

La sexualidad humana no es un mero impulso biológico o genésico, ni una búsqueda instintiva del placer, como en los animales, sino una forma sutil de encuentro y de intimidad personal.

Dicha sexualidad es, además una fuerza dinámica, que no solo trasciende los propósitos vitales de la especie, sino que, más allá de si misma, posibilita y sostiene los rasgos más nobles y elevados del ser humano: la compasión y la amistad, la simpatía y el amor.

La normalidad biológica, es un concepto mucho más complejo que alude a la plenitud de la función y de las potencialidades del organismo y que, en el caso del hombre, implica siempre una misteriosa armonía y equilibrio íntimo, entre su instinto y sus disposiciones reflexivas.

Es frecuente que se califique de amor a simples entusiasmos pasajeros, atracciones puramente físicas o fascinaciones personales.

Los medios masivos como el cine, la televisión, internet, los diarios, periódicos y revistas, y la literatura erótica, han banalizado el amor y lo han identificado insensiblemente con la seducción romántica y la pasión carnal.

Se desnaturaliza este sentimiento sublime inherente a la persona humana, al elevar a una especie de privilegio de figuras "heroicas" y de seres aparentemente "excepcionales" por su belleza física o el atractivo de su personalidad.

Toda idolatría implica siempre un extremo y la "sexolatría" conlleva un especial peligro de frustración y desencanto, y hiere, en su raíz, los propósitos más nobles de la existencia.-

La sexualidad humana requiere, por tanto, y necesita del AMOR, la búsqueda obstinada de la libertad sexual que caracteriza a la época moderna se justifica en una progresiva debilidad del verdadero "amor".

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