jueves, 15 de mayo de 2008

EL PAPEL EN QUE TE MIRAS.




ABELARDO VENEGAS, es un destacado y conocido poeta de Los Vilos, que mantiene una activa participación en la Agrupación de Amigos de la Biblioteca Pública, de la cual fue su Presidente por un período, y del Círculo Literario "Aguas Claras". A continuación un cuento del escritor, en el tono irónico que le caracteriza:




-¡Mamá! ¡No hay confort en el baño! -
La voz airada de mi hijo menor me saca irremediablemente del partido que veo en la tele. A pesar de que trato de insertarme nuevamente en el juego, no logro la concentración necesaria. En algún rincón de mi cerebro repercute, majaderamente, el iracundo grito de protesta. Moviendo la cabeza resignadamente, pienso:"Si este imbécil supiera. ¡Como me gustaría tener el poder para llevarlo a los tiempos de mi niñez! Seguramente se muere de espanto". Y a pesar de mis esfuerzos, me voy completamente del partido. Mi mente ya no está en el presente y casi sin darme cuenta, me encuentro inmerso en las vivencias del pasado rememorando situaciones parecidas en un tiempo no muy lejano...
-¡Mamá! ¡No hay papel en el baño! -
Ya no era confort. Era simplemente papel. Ese papel de envolver que se cortaba adecuadamente y que se colocaba en un primoroso sujetador de madera en algún lugar estratégico. Pero, a veces la mente se manda sola. Por su cuenta sigue hurgando en recuerdos que creía ya olvidados y sin proponérmelo me veo en la misma situación, pero el tenor de la urgente exclamación varía levemente... -¡Mamá! ¡No hay diario en el baño! -
¡Que papel confort, que papel doble hoja, que papel satinado! Simplemente, diario. Si, nada más que diario. El papa natas de mi hijo, se habrá preguntado alguna vez, como se las arreglaban sus padres y abuelos en el "lejano" siglo XX.Recuerdo casi con nostalgia, que el mayor deleite que se disfrutaba en el baño, era la lectura del periódico del día, el que invariablemente terminaba cortado en trozos y colgado de un clavo adaptado para este fin. La inmensa variedad de la prensa escrita y su uso correspondiente en la cámara del sufrimiento común, constituía un verdadero barómetro que medía la clase social, la tendencia política y el nivel cultural del dueño de casa.
Por ejemplo: Si en un baño habitualmente había trozos del El Mercurio o la Nación cortados delicadamente de la misma medida, esto denotaba que en ese hogar moraba gente de derecha, de buena situación económica y con un alto sentido del orden y del buen gusto. O sea, gente de buen ver. En cambio si el papel era del diario La Tercera de la Hora, esto significaba que el que allí vivía, era de medio pelaje y seguramente demócrata cristiano. Y si el periódico usado era El Siglo o El Clarín, se estaba en presencia de un hogar modesto, es decir en buen chileno...del perraje. Y si este era cortado de manera no uniforme, fuera el diario que fuera, revelaba habitantes desordenados y de malos hábitos. Y como anécdota, cuando nos encontrábamos a campo abierto y no había ni tan siquiera un miserable papel de diario, era extraordinariamente bienvenida una piedra o un miserable manojo de pasto, el que invariablemente traía entremedio una ramita de ortiga. Así de simple.
Ahora, a la distancia, recuerdo que nunca supe adonde fue a parar mi valiosa colección de Okeys. Lentamente retorno a la actualidad y para mi desdicha, me he perdido el final del partido.

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