lunes, 19 de mayo de 2008

LA TRAGEDIA DE CHAITEN.


















Como espectadores de este mundo globalizado, nosotros los vileños, miramos de lejos la tragedia desatada por la erupción del volcán Chaitén. Sin embargo, si nos detenemos un minuto a analizar este drama que enfrentan sus habitantes, es preciso dimensionar la verdadera realidad que están viviendo estas más de 5 mil personas que debieron ser desalojadas y desarraigadas de su tierra, del lugar donde habían construido su historia de vida.


Pongámonos a pensar nosotros, los habitantes de este querido puerto balneario de Los Vilos, que pasaría si un volcán submarino estallara de pronto y todos, de la noche a la mañana fuéramos trasladados de nuestros hogares, saliendo casi con lo puesto, dejando atrás no solo nuestras casas, negocios y pertenencias, sino que prácticamente nuestra vida misma.-


Además los habitantes de este pueblo han vivido por años en medio del aislamiento, de la lluvia incesante, que cae casi 300 días al año, de una naturaleza absolutamente indómita, que parecía que ya tenían dominada, pero esta dijo finalmente la última palabra.-

Un viejo residente de Chaitén decía a los medios nacionales, "allá dejamos toda nuestra vida, todos nuestros recuerdos, pero yo vuelvo aunque reviente el volcán".

Entre medio, un desborde del río, inundó media ciudad y sus viviendas con enseres y todo.

Con la partida de su pueblo los chaiteninos dejaron negocios que marchaban bien, proyectos a medio terminar y un patrimonio familiar, ahora perdido en el rincón más inaccesible del país.


Ahora cuando se preguntan cuál va a ser el futuro de Chaitén, responden con el silencio. Aun cuando algunos se atreven a profetizar "El pueblo ha sobrevivido al olvido, cómo no va a sobrevivir a un volcán, cómo no vamos a poderlo levantarlo de las cenizas?"

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