domingo, 24 de agosto de 2008

PETROGLIFOS EN LOS VILOS






Básicamente, existieron 3 importantes pueblos o culturas que habitaron las costas de nuestra región, en el pasado: Los Changos, Diaguitas y la denominada Cultura Huentelauquén.



Todas ellas, están mezcladas, o indirectamente influenciadas o más bien relacionadas. Por lo mismo, las evidencias de su presencia en las costas de nuestra comuna, están por todos lados. Cementerios, conchales, cerámica, puntas de flechas, y otros utensillios y herramientas, son frecuentemente halladas, muchas veces por personas neófitas en la materia, que las extraen como souvenirs, o simplemente como un objeto raro de colección.



Como en épocas anteriores, la costa semidesértica de la región --desde Taltal hasta el río Choapa-- fue objeto de una explotación muy especializada. Mamíferos marinos, peces y una variedad de fauna del litoral fueron incorporados en la dieta Diaguita. Existen pruebas de que estos prehistóricos pescadores artesanales utilizaron para sus faenas de pesca balsas hechas de cueros de lobo marino inflados. Se trataba de embarcaciones resistentes y bien adaptadas el oleaje y corrientes marinas. Con ellas se internaban mar adentro, donde arponeaban atunes y ballenas. La cerámica fabricada por los alfareros Diaguitas constituye un verdadero tesoro artístico. Jarros, platos y urnas muestran delicadas decoraciones negras y rojas sobre fondo blanco, muchas de las cuales están decoradas con figuras de personajes ricamente ataviados, aves, felinos y camélidos. Casi la totalidad de estos objetos formaba parte del ajuar funerario de los numerosos cementerios encontrados en la región.



Entretanto en la costa norte, desde el Loa hasta el Aconcagua, prosperó un grupo de pescadores llamados changos por los españoles. Eran anchos de espalda, con una estatura media que oscilaba alrededor de 1,60 metro en los hombres y 1,45 metro en las mujeres. Dormían en toldos de cuero de lobo, sostenidos por troncos de quiscos o costillas de ballenas y fabricaban embarcaciones con cueros de lobo marino inflados. Los changos se desplazaban por las caletas del Norte buscando mariscos en las rocas y aventurándose en el mar para pescar. Cazaban, incluso, lobos de mar valiéndose de arpones, también utilizaban para la pesca redes hechas con intestinos de lobos marinos o fibra de totora trenzada.
Su constante deambular por las costas del Norte los llevó a no sobrepasar en grupos la docena de familias, de lo cual se deduce que no sobrepasaron el nivel de bandas, teniendo como núcleo básico la familia.



Otra de las importantes evidencias que dejaron estos pueblos, de su permanencia en la zona, fueron los petroglifos, que son más abundantes en los valles interiores, pero existen algunos muy significativos en la costa. La técnica del petroglifo o petrograbado se caracteriza por el uso de un instrumento de piedra de gran dureza, hoy llamado cincel de piedra; La técnica consistía en picotear o desbastar la superficie de la roca.



Figuras decorativas, animales, máscaras funerarias, dibujos de grandes peces, como ballenas, delfines y otros, y unas extrañas composiciones simbólicas, probablemente de carácter religioso, suelen ser característicos de los petroglifos de la zona.



En Los Vilos, a escasos mil metros al sur del pueblo, en el borde del acantilado costero, casi frente al Santuario Mariano o Piedra de la Virgen, existen unos petroglifos que pocas personas sabían que existían.



Lamentablemente se encuentran muy deteriorados, e incluso han sido rayados con pintura, y actualmente los pescadores construyeron en el costado de las rocas un fogón donde encienden fogatas, tiñiendo de hollín las piedras.



Por eso, es urgente que las autoridades puedan tomar medidas para preservar el lugar y salvar este patrimonio de nuestra comuna, ya que son escasas estas manifestaciones culturales o evidencias reales del poblamiento de nuestras costas por antiguos pueblos aborígenes, que nos legaron su historia, sus costumbres y parte de su cultura, sobre todo la sobrevivencia del mar, con la captura y extracción de sus recursos.



domingo, 17 de agosto de 2008

ESCULTURA DE MASTODONTE EN LOS VILOS



















JUAN JAVIER JORQUERA BALBONTIN, gran gestor de esta obra monumental, me ha dado la enorme responsabilidad de explicar brevemente los fundamentos históricos de este MASTODONTE, que sobre todo las nuevas generaciones confundían con un elefante, tanto en esta escultura propiamente tal, como también en la figura que aparece en el escudo de la Comuna.-
Quien les habla tuvo la enorme experiencia de trabajar algunos meses, cuando recién egresaba de la enseñanza media, en el proyecto arqueológico de Quereo, Encargado por el Arqueólogo Jefe, LAUTARO NUÑEZ ATENCIO, de ir plasmando en un plano, a escala, los restos fósiles del sitio excavado.
Recuerdo especialmente la incredulidad de algunos habitantes de Los Vilos, que cuando visitaban el lugar, y observaban grandes fémures, cráneos y otros restos de caballo, comentaban irónicamente, estos gallos están locos, están desenterrando los restos de un viejo caballo que a algún campesino se le murió aquí, y para eso hacen media zanja.
Lo que ellos no sabían era que esos restos correspondían a un tipo de caballo muy distinto del actual, un caballo americano, que vivió en estas tierras hace 12 mil años atrás y que ya se encontraba extinto.
Como todos sabemos, los caballos que después se conocieron en América, fueron traídos al nuevo continente por los conquistadores españoles.
Entonces, ya a partir de esos primeros descubrimientos, la historia o las conclusiones de este sitio científico comenzaron a ser fascinantes, porque después no solo habían restos de caballo, también de ciervos de los pantanos, milodones y camélidos de gran tamaño, y sobre todo de nuestro conocido MASTODONTE, todos los cuales servían al cazador paleoindio para satisfacer sus necesidades alimenticias y de materias primas para sus manufacturas.
EL MASTODONTE, apareció en Eurasia en el Oligoceno, hace unos veinte millones de años, y desde aquí se extendió a África y a las Américas, donde la familia persistió hasta el Pleistoceno e incluso el Holoceno. Se admite como probable que la extinción hace solo 10.000 años de la ultima especie, fuera acelerada por la caza practicada por los primeros pobladores humanos de America.
Eran animales de alzada algo menor que los mamuts o incluso que los elefantes actuales, pero de peso semejante al de estos, por su construcción muy masiva, con gruesas patas columnares. Estaban dotados de defensas grandes en la mandíbula superior y a veces, en el caso de los machos, otras más pequeñas en la inferior. Probablemente las usaban para levantar las matas y las hierbas de las que parece que se alimentaban.


El sitio arqueológico de Quereo, ubicado a escasos kilómetros al sur de la ciudad de Los Vilos, nos entrega las pruebas de la temprana ocupación de estos territorios por el hombre. Las excavaciones rescataron los restos de una fauna pleistocénica como ésta, con claras evidencias de haber sido cazada y faenada por nuestros primeros habitantes. Si bien parece que no utilizaron una industria lítica de lanzas o proyectiles como los conocidos en otros sitios de América, aprovecharon las condiciones naturales de lo que entonces correspondía a una pequeña laguna que desaguaba al mar en un corto tramo de 1.500 metros, para entrampar a los animales que llegaban a su orilla. En efecto, la topografía del lugar, cuyo centro -la laguna- dejaba una sola vía a lo largo de su desagüe, era apropiada para entrampar a los animales que utilizaban este abrigado sector. Así los cazadores dispusieron de condiciones adecuadas a la práctica de un sistema para obtener sus presas, las cuales fueron faenadas en el desplaye de la quebrada. Allí quedaron las evidencias de su actividad, que permiten reconocer parte de un complejo proceso que los cazadores paleoindianos practicaban en una cacería especializada de grandes presas, proceso en el cual la participación comunitaria debió ser esencial. Las huellas y marcas dejadas por el hombre sobre los huesos de esta fauna, hoy extinguida, ubicados en niveles estratigráficos perfectamente determinados demuestran que nuestros primeros pobladores, a pesar de la cercanía del mar, practicaban una caza especializada de grandes presas.
La evidencia del Paleoindio se resume así en un solo sitio arqueológico, excavado con las más avanzadas técnicas de la actualidad y que permite, a lo menos, comprobar la presencia del hombre en el Pleistoceno Tardío, al sur de la IV Región.
Las excavaciones arqueológicas del sitio de Quereo, que se efectuaron durante los año 1977 y 1978, encabezados por el Premio Nacional de Historia 2002, el arqueólogo de la Universidad del Norte, LAUTARO NUÑEZ ATENCIO, y en el cual también participaron el Paleontólogo argentino RODOLFO CASAMIQUELA y el Geólogo JUAN VARELA, y otras personas, que en ese entonces eran estudiantes de Arqueología y hoy son destacados profesionales, como DONALD JACKSON Académico (Profesor Asociado) Tiempo Completo, Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile; OLAF OLMOS desgraciadamente ya desaparecido, Gonzalo Ampuero Brito Arqueólogo, profesor de Historia y Geografía de la Universidad de Chile. Actual Secretario Ejecutivo del Consejo Regional de Monumentos Nacionales de la Región de Coquimbo; GASTON CASTILO GOMEZ (Arqueólogo y Antropólogo) Antropólogo del Museo Arqueológico de La Serena,
El sitio arqueológico de Quereo, junto con investigaciones similares efectuadas en MONTE VERDE (Décima Región), SAN VICENTE DE TAGUA TAGUA (Sexta Región) y la CUEVA DE FELL (Décimo Segunda Región), constituyen los sitios más tempranos (antiguos) que evidencian el poblamiento de América y las rutas migratorias de los primeros habitantes de nuestro continente y he allí donde radica, fundamentalmente su gran importancia.
Por todo ello, el llamado que como simple ciudadano vileño quiero hacer a las autoridades actuales y futuras, aprovechando este momento tan especial, es ha concretar la ejecución de un Museo de Sitio en el lugar mismo de las excavaciones, que se convertiría rápidamente en un gran atractivo turístico de nuestro balneario y que proyectaría este lugar como un sitio de gran interés científico e histórico.


El museo de sitio, junto al Santuario Mariano, y al santuario natural de Punta de Lobos, además de la gran belleza de la ribera marítima, complementado con un buen camino costero, un mirador en punta de lobos y la señalización correspondiente, darían creación a un importante circuito turístico hacia el sector sur de nuestra ciudad, que sin duda aportaría al desarrollo del turismo y constituiría, además, un gran potencial histórico y cultural para nuestra comuna.-

Como vileño, y también interpretando a muchos habitantes de nuestro pueblo, deseo agradecer especialmente el gran esfuerzo del joven empresario JUAN JAVIER JORQUERA BALBONTIN y el trabajo especializado de otro joven profesional de Los Vilos, el escultor RODOLFO BUCHERENICK, que han regalado a nuestra querida ciudad, esta hermosa e importante obra escultórica, que sin ninguna duda ya está cumpliendo el objetivo de sus impulsores, convertirse en un símbolo, en un icono identificatorio de nuestra tierra.